lunes, 27 de julio de 2015

Las Rosas de Juan: La rosa de la paz. [Cap. 4]

Después de una dura noche pensando en esa anciana que tenia a Juan loco, decidió plantar una semilla. Mientras abría la hermosa florería, le invadió una gran desesperación a nuestro viejito. Sentía pánico tan solo en pensar la respuesta de la dama. Al pasar un par de horas con un numero masivo de ventas, Juan pudo sentarse para volver a pensar en Nora. Esta vez era diferente ya que tenia un presentimiento positivo estaba en armonía consigo mismo, tal vez la libertad entró en su corazón quien sabe. Él estaba planeando todo, la cena, el helado e incluso el regreso a casa.
Subió al balcón y mientras observaba el cielo completamente despejado un camión de mudanza estacionó al lado de su casa, justo en una de las tantas propiedades en venta. Una chica bastante joven y alegre bajó de dicho transporte, llevaba unas cajas coloridas y con muchas pegatinas. Al parecer estaba sola junto a los empleados del camión, en un momento Juan pensó en bajar y ayudar pero recordó que su espalda es muy rencorosa así que se quedo parado observando. La señorita tenia un estilo muy particular con pantalones cortos y zapatos muy altos como por la rodilla. Su cabello era rosa no muy brillante, bastante suave como una mezcla entre blanco y aquel color. Derrepente se dio cuenta que había dejado de pensar en Nora por varios minutos, se alegró pero no mucho. También recodó a la rosa. Bajando las escaleras a gran velocidad el anciano llego justo a tiempo para verla florecer, su aroma era muy particular, bastante diferente al olor de las otras rosas. Al sentir dicha fragancia se relajó como si le hubiesen dado un sedante. Sorprendido con la flor la palabra que sonó en su mente fue armonía y ensambló la rosa azul a ese papel.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario