martes, 13 de enero de 2015

El Diario de Angel. Cap. 5: La Gata

Cinco de la tarde en punto, mi hermano estaba por llegar. Le comentaría todo lo sucedido, e iba a pedirle ayuda con la gata. Con Malena el plan era, después de comer cuando Angel este en el baño, Dario atraería a la gata a su cuarto. Donde nos encontraríamos nosotras la atraparemos en una bolsa, y la enterraremos viva. Dario llego, bajamos a comentarle nuestro plan. Este accedió con algunas dudas. Al cabo de unos minutos Angel baja a saludar a Dario. -Vamos Malena tenemos tarea que hacer. Le dije a ella en voz alta. Ambas subimos y recolectamos los materiales, una bolsa de compras, una cuerda para saltar y también visualizamos la pala. Todo estaba planeado solo faltaba la cena y listo adiós a esa maldita gata.
Un mensaje llega a mi móvil. Era de mamá y decía ''A comer''. Ambas bajamos con una sonrisa en nuestro rostro, cuando nos sentamos a comer la gata seguía en el mismo lugar que los días anteriores. Al terminar de comer Angel subió como todos los días al baño. La gata se posiciono frente a la puerta. En ese momento Dario entraría en acción. El se acerco a la gata de forma amistosa, la acaricio y guió a su cuarto. En cuanto la gata entró, cerramos la puerta y la atrapamos con la bolsa, tapamos su boca y cerramos la bolsa con la soga. Bajamos rápidamente. Salimos al patio, sacamos la pala e hicimos un pequeño orificio. Enterramos a la gata. Sin ningún ruido entramos otra vez. Con una euforia impresionante, listo se había terminado el reinado de la gata. Nos vestimos y nos fuimos a acostar. -Donde esta la gata? Pregunta Angel, no muy asustado. -Salió. contesto mi hermano. Siempre dejamos la luz del baño prendida cuando es de noche porque la casa es muy oscura. Antes de ir a dormir nos quedamos un rato con el celular. En facebook, etc.
Derrepente una sombra se distingue por debajo de la puerta. Era la de un gato, mis pensamientos me estaban matando. Se escucha el ruido de la perilla moviéndose. La puerta se abre y Angela, cubierta de polvo y con una irritación notable entra a mi cuarto. Salta a mi rostro y comenzó a arañarme. Gritos de dolor y Malena tratando de sacarme a la gata de encima. La gata salta al suelo y se retira caminando como si no hubiese pasado nada. Mi indignación era mayor al dolor que sentía. Si la habíamos enterrado, sepultada viva. ¿Como había podido salir? Era una gran duda pero, tarde o temprano iba a saber que clase de gata era.

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